Comenzaremos arreglando el altar, con elementos acordes a la fecha: granadas, calabazas y otros frutos otoñales, así como también flores, por ejemplo crisantemos. Tenemos que tomarnos un tiempo para escribir en un papel nuestros logros durante el pasado año, cosas de las que estamos orgullosos o agradecidos. En otro papel, escribiremos cosas de las que queremos librarnos, o situaciones que queremos dejar atrás, y que hayan ocurrido desde la celebración de Samhain anterior. Tambien necesitaremos un caldero o algo similar, o en su defecto una vela de color oscuro -violeta funciona bien-. Tenemos que tener separados una granada y una manzana, y tener el athame y un plato a mano.
Si queremos, podemos usar un incienso especial para la fecha, compuesto de:
dos partes de incienso
una parte de mirra
una parte de benjui
dos partes de agujas de pino
una parte de madera de cedro
una parte de bayas de enebro
una pizca de canela
(podemos reemplazar alguno de los ingredientes por el aceite esencial equivalente si no tenemos la hierba o resina)
Antes de comenzar el ritual, debemos tomarnos unos minutos para meditar y pensar en aquellos que nos precedieron en la vida, en parientes y amigos que ya no están con nosotros. No debemos desesperarnos, ya que abandonaron éste plano por otro mejor. Tenemos que mantener firme en nuestras mentes la idea de que lo físico no es la única realidad, y que las almas no mueren.
Acomodamos todo en el altar, encendemos las velas y trazamos el círculo. Luego, invocamos a la Diosa y al Dios.
Levantamos la vara, mirando el altar, y decimos:
En ésta noche de Samhain,
Celebro la memoria de mis ancestros,
y de aquellos que me precedieron en ésta senda.
Celebro además, Cernunnos, tu pasaje
hacia las tierras del verano.
Cazador Astado,
Señor de los Bosques,
honro Tu memoria y aguardo Tu retorno
desde el vientre de la Diosa.
Señora de la Luna Menguante,
ayúdame a comprender tus misterios,
guía mis pasos en lo más oscuro,
protégeme, y muéstrame
que así como de la noche nace la luz,
el ciclo renace, eterno, por siempre.
Ponemos la fruta sobre el pentáculo y la bendecimos, y luego cortamos un cuarto de la manzana y otro de la granada. Levantamos en alto el pentáculo, y decimos
Ofrezco ésta comida en honor a mis ancestros.
Su memoria perdura, y sus enseñanzas viven en mí.
Benditos fueron en su existencia
y benditos son en las Tierras de Eterno Verano.
Comemos el cuarto de manzana, con cuidado de no dañar las semillas, y algunos granos de granada, poniendo especial atención en lo que representan los frutos: la vida perpetuándose a sí misma, por siempre, expandiendo vida aún en medio de su -aparente- destrucción. Y pensamos en el ciclo del año, en como se perpetúa en una espiral eterna de nacimiento, vida, muerte y renacimiento, y cómo ésto se refleja en toda la Naturaleza.
Prendemos la vela violeta si vamos a usarla, o si usamos el caldero prendemos una pequeña fogata dentro de él. Tomamos el papel con todo aquello por lo que estamos agradecidos, y lo leemos en voz alta, comentando si queremos por qué estamos agradecidos.
Agradecemos con nuestras propias palabras a los Dioses, y quemamos el papel en la vela o la fogata.
Tomamos el otro papel, y leemos en voz alta la lista de aquello que nos queremos librar. Si queremos, podemos decir por qué.
Lo echamos al caldero, y mientras lo hacemos decimos:
Cerridwen, Gran Diosa,
Señora del Caldero de Transformación,
que Tu sabiduría me ilumine,
que en tus llamas arda lo que me aqueja,
que el fuego me transforme y purifique.
Una vez que haya terminado de arder el papel -puede ser después del ritual-, tomaremos las cenizas y las plantaremos con las semillas de la manzana y de la granada, visualizando las energías de la Tierra transformando y purificando aquello que le damos.
Este es un momento excelente para consagrar y utilizar elementos de adivinación. Podemos hacer lecturas de Tarot o Runas, pero conviene que dejemos a los muertos en paz. El objetivo del ritual es honrar su memoria, no molestar a las almas que descansan. Si tenemos sentimientos de pesar o dolor por muertes recientes, es también un buen momento para dejarlos que se consuman en las llamas de la Diosa.
Podemos realizar algún otro trabajo mágico de ser necesario
Celebramos el Festín Sencillo.
Liberamos el círculo
Una vez que hayamos terminado el ritual, es bueno que dejemos una porción de los alimentos no consumidos en el alfeizar de la ventana o dintel de la puerta, o también, si tenemos manzanas enteras o restos, enterrarlos, para "alimentar" a los muertos. Otra práctica tradicional es el prender velas en las ventanas para guiar a las almas a las tierras del Eterno Verano.
Las comidas de Samhain consisten en hortalizas, calabazas, manzanas, maíz, pan de jengibre y vino suave y sidra como bebidas. Para quien no es vegetariano, los platos de carne son tambien apropiados.
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