viernes, 27 de abril de 2007

El Encargo de la Diosa

Escucha las palabras de la Gran Madre, quien en tiempos antiguos se

le llamaba Artemisa, Astarte, Dione, Melusina, Afrodita, Ceridwen,

Diana, Arionrhod, Brígida y muchos otros nombres:

"Cuando necesites cualquier cosa, una vez al mes, y mejor aún cuando

la Luna está llena, te reunirás en un lugar secreto y adorarás Mi

espíritu, que soy Reina de toda la Sabiduría. Serás libre de

esclavitud, y como señal de esta libertad, estarás desnuda en tus

ritos. Canta, festeja, baila, haz música y haz el amor, todo en mi

presencia, porque es Mío el éxtasis del espíritu y Mía también es la

alegría de esta Tierra.

Mío es el amor a todos los seres. Mío es el secreto que abre la

puerta de la juventud, y Mía es la copa de vino de la vida que es el

caldero de Ceridwen, que es el Santo Grial de la inmortalidad. Doy

el conocimiento del eterno espíritu y más allá de la muerte, doy paz

y libertad y reunión con todos aquellos que se han ido antes. No

pido sacrificios, porque soy la Madre de todas las cosas, y mi amor

brota a toda la Tierra.

Escucha las palabras de la Diosa de la Estrella, cuyo polvo son los

pies de cielo y cuyo cuerpo circula por el universo:

"Soy la belleza de la verde Tierra y la blanca Luna entre las

estrellas y los misterios de las aguas, llamo a tu alma para que se

levante y venga a mi. Porque soy el alma de la naturaleza que da

vida al universo. De mí proceden todas las cosas y a mí deben de

regresar. Permite que mi adoración esté en el corazón de todo el

corazón que se regocija, porque todo acto de amor y placer son mis

rituales. Permite que haya belleza y fuerza, poder y compasión,

honor y humildad, gozo y reverencia dentro de ti.

Y aquellos que buscan conocerme, aprende que tu búsqueda y deseos no

serán alcanzados, a menos que sepas el Misterio: si aquello que

buscas no lo encuentras dentro de ti, no lo encontrarás afuera.

Porque he estado dentro de ti desde el principio, y me encontrarás

al fin del deseo.

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