viernes, 27 de abril de 2007

Cancióñ del Dios

Soy el radiante rey de los cielos, inundando la tierra con calor y

estimulando la semilla oculta de la creación para que reviente en

manifestación. Levanto mi brillante lanza para encender la vida de

todos los seres y diariamente verter mi oro sobre la tierra,

ahuyentando los poderes de la oscuridad.

Soy el Señor de las bestias libres y salvajes. Corro como el veloz

venado y me elevo como el sagrado halcón en el reluciente cielo. Los

antiguos bosques y tierras salvajes emanan mis poderes, y las aves

del aire cantan mi santidad.

También soy la última cosecha, ofreciendo granos y frutas debajo de

la hoz del tiempo, de tal forma que todo pueda ser alimentado,

porque sin sembrar no puede haber cosecha; sin invierno no hay

primavera.

Adórenme como el Sol de la creación de mil nombres, el espíritu del

venado carnudo en tierras salvajes, la interminable cosecha. Vean en

el ciclo anual de fiestas mi nacimiento, muerte y renacimiento, y

sepan que ese es el destino de toda creación.

Soy la chispa de vida, el radiante Sol, el dador de paz y sosiego, y

envío mis rayos de bendiciones para calentar los corazones y

fortalecer la mente de todos.

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